Arreglando el uniforme (Miki)

Aquél día a la hora de vestirse con su uniforme del ejercito, se percato de un hoyo notable a un costado de la camisa, seguramente en la práctica entre los de mayor rango uno de ellos dio una mala pasada con la espada y le hizo aquél agujero. Le disgustaba, por que sabía que era informal para alguien de su clase tener la ropa rota, se vistió y se puso otra camisa de un color más oscuro también del ejercito, pero la que estaba rota la usaba con frecuencia ya que era su favorita, y la usaba en eventos formales o a la hora de salir al pueblo o ir a ver a su majestad.

Sin duda le disgustaba aquello, pero no le quedo de otra que mandarla a arreglar antes de que algo más pasara. Bien podía encargar otra pero no quería desperdiciar la tela de calidad de aquella prenda, sabía que un corte fino como aquél podía arreglarse con un buen sastre. Fue entonces cuando recordó que había visto cerca de ahí un sastre que probablemente podría ayudarle, los sastres en Avisnia eran muy importantes puesto que el atractivo del reino entre sus habitantes era el buen vestir, así que bien podría ser alguien bueno en su profesión, así que decidió ir sin dudarlo un momento.

Preparó sus cosas, colocó en una bolsa sencilla de tela la prenda rota, su fiel espada en su cintura y salió de su dormitorio y de ahí comenzó a marchar hacía el pueblo.

Buscó entre las calles de ahí aquella sastrería. No tardo mucho en encontrarla, así que satisfecho de su hallazgo se adentró al lugar. No había duda se miraba muy bien el lugar, con la tela de colores, texturas y estampados por todos lados, al igual que listones y adornos brillantes e inclusive Kimonos de muestra con un lindo adornado, siguió su camino hasta la que parecía ser la encargada, hizo un sonido con su garganta aclarándola y así llamando la atención de esta, la miro y le hablo de forma serena.- ¿Es usted la encargada de aquí, señorita? -

No había alcanzado a escuchar todo lo que decía la chica antes de su llegada, pero parecía que estaba quejándose de algo, bueno no le importaba mucho indagar en aquello, al menos estaba complacido de que lo atendiera de buena gana, no era muy de salir así que era normal que una ciudad tan grande como lo era la capital no mucha gente lo reconociera aunque su apariencia no era como la de los demás habitantes del reino, claro era un extranjero, pero solo de apariencia, ya que lleva bastantes años viviendo en el reino como para considerarse un Neveoo en toda la extensión de la palabra, le causaba gracia cuando la gente lo confundía con un extranjero o se percataban de su apariencia poco común.

Esbozó una muy ligera sonrisa.- Pues podría considerarse el termino "extranjero" como correcto, aunque llevo poco más de 6 años viviendo aquí, yo me considero ya un ciudadano como tal.- Miró el lugar.- Tiene usted una interesante colección de prendas y de telas en todo lo basto de este negocio, de eso me estaba percatando al entrar.- Dijo sereno y mirando a la chica de la forma más suave que le era posible, por lo general con la gente menor que él en especial las chicas intentaba no ser tan frívolo a menos que la situación así lo indicara.