De pesca (Thanda)

La mañana era perfecta el sol calentaba mientras que una suave brisa pasaba moviendo las ramas de los arboles, los pájaros cantaban parecían estar alegres, en realidad, allí en el río Atan cerca de la capital se encontraba un agradable paraíso, aunque todo Granet ya lo fuera por si solo.

Thanda corría siempre por aquel rincón, sin duda era su lugar favorito, le gustaba nadar en aquel río entre los peces y luego pescarlos con las manos con sumiso cuidado para llevarlos a la ciudad y compartir ese mangar con los demás.

Más arriba del rió más a la profundidad se encontraba su sitio secreto, un bello rincón donde iba cuando se escondía, cuando quería estar tranquila, con un pequeño jardín echó pro ella.

Aquel día como siempre se encontraba nadando por el río, moviéndose al ritmo de los peces, haciendo que se acostumbraron a ella, cuando uno de los peces grandes se acercó a ella y entonces lo agarra saliendo del agua.

-¡Si lo conseguí! - Thanda siempre se ponía feliz cuando agarraba un enorme pescado.

Lejos de ahí, el rey estaba dando uno de sus paseos diarios por el reino, cerca del río Atan, el cuál le gustaba por la rebosante vida marítima de la que gozaba, no era muy fan de la pesca, aunque sabía hacerlo, pero recordaba con cariño cuando niño, su hermano mayor y él recorrían ambos ríos en busqueda de la cena.

Así ¿Por qué no pasar por ahí de nuevo? habló con uno de los pescadores del lugar al cuál le preguntó el lugar más indicado para pescar buenos peces.

En su pequeña charla, logró divisar a lo lejos algunos pescadores que con tranquilidad pescaban con suma habilidad, le llamó la atención una chica de singular andar la cuál estaba con una brillante sonrísa en sus labios, parecía feliz de obtener un gran pez, al terminar su charla con el pescador, se dirigió un poco donde estaba la pequeña dama, sonrío ante tal prueba de juventud y alegría de la que gozaban los adolescentes y la siguió mirando captando sus movimientos.