Regresando al reino

El joven capitán había tomado unos días de descanso en su labor, la misma reina le había pedido que fuera a descansar a donde sea. Al azabache le molestaba la idea puesto que el trabajo lo era todo para él, pero al no ver motivo por el cual quedarse sin que su majestad preguntara decidió darse una vuelta por el reino que lo vio nacer. Claro iba a regresar a casa a ver a sus padres, le entusiasmaba ese hecho así que no le era lastimero el regresar, pero antes de parar a la capital donde antes vivía se decidió por pasar a Kaltran donde podía encontrar casi cualquier cosa que quisiera, al ser reino dedicado al comercio, realmente le servía de mucho regresar a la ciudad dedicada más a ese punto en economía del reino. Claro como lo esperaba había bastante gente, no era tanta como en la capital pero lo curioso es que miraba caras no propias del reino, hablando de gente de otros reinos. Una de las cosas que le agradaba de su reino de nacimiento era esa diversidad que tenía, la gente podía venir a comerciar sin problemas, incluso algunos de Graent pasaban por ahí, pese a que ambos reinos estuvieran en enemistados, lo más probable es que sean comerciantes también.

Fuera como fuera, ya estaba ahí, pero ¿Cuál era el motivo de su visita precisamente a ese lugar? Pues era bien sabido que el joven le gustaba mucho la literatura, escribir, relatar lo que observaba, así que iría a comprar cosas útiles para ello y si se daba la oportunidad, tomar notas respecto a la vida del lugar, dibujar unas cosas para esas notas, cosas así, siempre le entretenía.

Así, el Nágoon se dirigió a unas tiendas que por fuera tenían un muestrario de libros de interés general, este tomó unos cuantos, les dío una ojeada con cuidado, los pago al encargado que se encontraba a fuera esperando a los clientes. Los colocó en una bolsa de tela que usaba para las compras, después se adentró a otra tienda donde vendían objetos para pintar y manualidades, así que interesado paso a comprar hojas de papel, en Avisnia tenían hojas hechas a mano, pero parecían más pergaminos, el azabache se había acostumbrado a escribir en hojas de tamaño carta aproximadamente y cortadas para su uso por ejemplo en libros, compró unas agujas, hilo resistente, lo necesario para hacer cocer las hojas un formar un libro, entre otras cosas compró pintura, pinceles, etc.

Terminando tenía la bolsa llena de todas las cosas que compro, a simple vista no se observaba pero el de ojos rubíes estaba feliz por la compra, también tenía un cuaderno a parte para hacer notas y dibujos de la arquitectura de ahí, así que avanzo sin rumbo fijo, esperando encontrar algo interesante.

Ishëe sonrió andando con elegancia por las calles de Kaltran. No había un motivo concreto por el cual la joven nagoona hubiese decidido visitar ese lugar, sencillamente, como todo ladrón que se precie, consideraba que todo Vatralon era suyo y podía ir donde le viniese en gana y, al no gustarle estar siempre parada en el mismo sitio, el viaje a esa ciudad, llena de comercios tan interesantes (desde el punto de vista de una ladrona experimentada, claro) siempre podía ser muy beneficiosa, porque la gran mayoría de los mercaderes y comerciantes, por no decir todos, son personas corruptas muy dispuestas a pagar los servicios de un buen ladrón para pisotear a la competencia y ganar más dinero, así que Ishëe tenía un par de buenos clientes en Kaltran.

Pero cuando, como en ese mismo instante, la chica se encontraba sin ningún encargo especial, ya que justo acababa de llegar y aún no había hablado con ninguno de los clientes anteriormente mencionados, lo que le gustaba hacer era conocer a gente, molestar un poco sencillamente por diversión (ella no roba a gente de calle, solo lleva a cabo los encargos que sus clientes le piden a cambio de dinero o otras cosas útiles). Así que se encontraba en una calle de Kaltran bastante ajetreada, y observaba el ir y venir de la gente.

Se fijó en un joven nágoon de aspecto distante y semblante aburrido. Su rostro no reflejaba más expresión que algún que otro destello de sus ojos. A Ishëe le parecieron de satisfacción. Andaba con la cabeza alta y con orgullo, y se veía que su posición era buena. A de más, era apuesto. Decidió hacerse pasar por alguien poderoso, cosa que siempre le encantaba. Su ropa dejaba mucho que desear, pero lo importante para ser alguien de clase no es solo la ropa... si sabes tener un buen porte, hablar bien, mirar a la gente con superioridad, enseguida te adjudican a la clase alta.

Se irguió y empezó a mirar a todo el mundo con orgullo, a andar con la elegancia y la delicadeza de las damas con las que había tratado (que no eran pocas), y se acercó al hombre. A pesar de no ser extremadamente alto, le sacaba casi una cabeza a la nagoona. Ishëe habló dándole a su voz un acento nasal.

-Lamento molestarle, pero parece usted ser el único de la zona con un mínimo de decencia y clase. Supongo que sabe usted quién soy yo, ¿no es así? claro que mi atuendo actual no ayuda, pero confío en que me conocerá igual, por el nombre de mi padre. Y se preguntará usted el porqué de estas ropas y de mi quizá ligeramente atrevida alusión a su persona, pero necesito desesperadamente encontrar un buen sastre. Mire, salí de mi ciudad de origen, Vetran, para dirigirme hacia Kaltran por el baile de mañana con cuatro sirvientes en un coche de estos modernos, y nos atracaron unos bandidos. Imaginará usted el horror que he vivido, me quitaron hasta el vestido, y por eso me veo obligada a andar por estas calles de una ciudad desconocida vestida de esta forma y sin mis sirvientes, ya que huyeron ante los bandidos. Por eso le pido que me lleve ante algún sastre.-

El viaje placentero del azabache había sido interrumpido por una voz desconocida, al voltear la mirad apara verla se percato que era una mujer con las características propias de un Nágoon, se extraño de que le hablará pero más le extraño lo que decía, su apariencia dejaba mucho que desear pero su porte y hablar parecían muy educados, algo rara para ser gente humilde, la verdad desconocía a esa chica y no la recordaba de ningún baile o evento en el reino antes de su partida a Avisnia, eso le hizo sospechar un poco, podría darle el beneficio de la duda pero por su forma de ser eso se lo impedía era un poco desconfiado, pero igual intentaría asegurarse antes de levantar falsos.- Podría decirme ¿Quién es usted? No recuerdo a verla visto en algún evento social, pero supongo que habrá de a ver alguna razón...no creo a ver tenido el gusto de conocerla.- Dijo de forma seca pero sin dejar las formalidades de lado, tenía que ver quién era antes de brindar su ayuda, nunca se sabe dónde podría encontrarse con algún ladrón siendo esa la ciudad de mayor economía.

-No me malentienda, pero antes de ayudarle me gustaría tener detalles de su identidad, por supuesto como buen hombre que soy me presento primero si no hay inconvenientes. Soy Capitán del ejercito de Avisnia, mi nombre es Zen.- Dijo con ese tono autoritario característico de su profesión, antes de dar un paso fuera de esa área con la chica debía saber quién era.

-¡Dioses!, ¿lo dice usted en serio? -abrió los ojos con gesto sorprendida, sin perder en ningún momento la pose de noble. Estaba haciendo una actuación redonda, su padre estaría orgulloso- Bueno, comprendo perfectamente lo de la identidad... mire, mi padre es el jefe de una importante fábrica de Vetran. Es un rico y noble fabricante, tiene bastantes influencias en la ciudad. Se llama Nädir, y yo soy su hija primogénita, Syndia. Usted no debe haber acudido a las últimas reuniones y bailes de Vetran, porque si fuese así, seguro que nos hubiesen presentado, o al menos me hubiese visto. Mira, esta joya me la regaló mi padre en mi último cumpleaños, os la muestro para que veas que soy de familia rica a pesar de mi atuendo. - tomó el collar que el mismo rey de Vatralon le había regalado a su madre el día del nacimiento de Ishëe y se lo mostró. El rubí, auténtico, y la pieza de oro. Cualquier podía ver que valía una fortuna y, realmente, era lo único de valor que poseía Ishëe- Conseguí esconderlo de los asaltadores de caminos, ¿sabe? pero ahora necesito urgentemente ropas decentes, así que, ¿podría indicarme dónde encontrar un buen sastre? y espero no estarle molestando demasiado, pero comprenderá que estoy en un apuro.

Escuchó con detenimiento cada cosa que salía por los labios de la chica, era bastante convincente lo que decía, y tenía cierta razón, hace unos dos años había dejado de asistir a los eventos así que probablemente ella había acudido a esos eventos, pero lo que termino poniéndolo en duda fue ver el collar, lo fino de esa joyería era propia de Vatralon y sería casi imposible que alguien pobre pudiera tener uno de esos, suspiro, aún tenía sus sospechas, pero podría ir aclarando sus dudad en el camino, así que se arriesgo.- Ciertamente... Es una pieza de joyería propia de la gente noble...- Arqueó una ceja y la miro con su mirada frívola y sin expresión en especial en su rostro.- Pues entonces si esta en un apuro, le sugiero que me siga al lugar que usted requiere para evitar contratiempos.- Acomodó la bolsa que traía con cuidado para evitar que sus cosas se cayeran.- Pues entonces vamos en marcha.- Dio unos cuantos pasos y espero que la chica lo siguiera.

off: perdona la tardanza xD es que la uni me deja un poco cansada y no se me viene la inspiración para contestar :3U intentaré contestar lo más pronto posible

-Oh, muy amable gracias -contestó Ishëe, con pose afectada y haciendo como si estuviera profundamente emocionada y agradecida-es bueno ver que aún hay buena gente por estos lares. Sinceramente, empezaba a estar un poco desesperada, no sé qué hubiese hecho si no llego a encontrarme con vos.
Mientras hablaba, se colocó al lado del Capitán, sin perder su postura de dama noble, y con el agradecimiento todavía en la cara.
-Así que sois Capitán en Avisnia. ¿Es hermoso, ese país? nunca he podido salir de Vatralon, aunque me gustaría.

off: tranquila!

Le sonrío de forma muy leve a la joven, siempre podía ayudar a la gente necesitada y a pesar de tener sus dudas, no se iba a poner a indagar más sobre ellos, prefería esperarse.

- No es nada, me da gusto ayudar a quién lo necesita.- Empezó a caminar rumbo a donde quería llegar la joven, estaba acostumbrado a ser un escolta, ya era algo normal en su trabajo, luego ella pregunto sobre Avisnia y se le ilumino la mirada, bueno más que eso, le animaba, pues realmente le había agarrado gran cariño a aquellas tierras.- Pues vera... Avisnia es un reino muy hermoso, el reino conserva su arquitectura elegante y hermosa, tienen una cultura muy especial y la flora y la fauna son preciosas, tan natural y libre, si usted tiene la oportunidad de visitar Avisnia se lo recomiendo, ir ahí es una gran experiencia.- Dijo bastante animado, hablar de cosas que le gustaban le provocaban eso.- Y bueno, ¿Qué me puede decir de su actual posición? Sabe algo de quienes le asaltaron o algo por el estilo? - Pregunto por curiosidad más que por ayudarle en algo.