Piedras preciosas perdidas [GemaStarlight & Hamay]

La luz de la mañana entraba por la ventana del cuarto de Maren, así haciendo que se despertara. Desde la cama observó la claridad de aquella luz, era temprano. Con cuidado miró a su derecha. La chica que conoció ayer aún dormía: "Normal, nos hemos llevado toda a noche sin parar...". Maren se levantó sin hacer ruido, iba desnudo así que se vistió con lo primero que pilló a mano. Pasó por la cocina y tomó una fruta y salió de casa. A Maren no le gustaba estar en el momento de que la chica se despertaba, prefería ahorrase la despedida: "Hasta nunca... o tal vez hasta dentro de unos meses."

"¿Que hago mientras la chica se levanta y se va?" pensó Maren. Entonces recordó que habían abierto un mercadillo en el centro de Vanya. "A lo mejor encuentro algo interesante.". Sonrió para si y se dirigió hacia el centro principal de comercio. Fue andando lento, no tenía prisa, mientras, observaba las calles de la ciudad. No echaba de menos Luin. Vanya se había convertido en su nuevo hogar y se sentía muy a gusto allí, cerca del mar.

Tras unos minutos de andando por fin llegó al mercadillo. Aquel mercado era enorme, no sabía hasta donde se extendía. Estaba lleno de colores vistosos y olores dulces. Para ser temprano había mucha gente en la calle, el ambiente estaba animado, los niños corrían y jugaban, y los adultos miraban los puestos, compraba y reían.
Maren no sabía por donde empezar. Tenía una idea en mente desde hace unas semanas, un nuevo diseño para unos pendientes, pero aún no había encontrado el material y la pedrería adecuada. Eso haría, buscar dichos materiales.

En las primeras tiendas vendían hiervas curativas, infusiones,... Múltiples aromas invadieron a Maren. Luego llego a una zona donde la gran mayoría de dependientes eran nágoons. "Aquí seguro que encuentro lo que busco" pensó feliz. Maren sabía que de sobra que en Vatralon vivían de la minería y más de una vez se había sorprendido encontrando un material desconocido para él. Maren se acercó a un puesto donde había una gran cantidad de piedras preciosas. Levantó la vista para preguntar al dependienta pero esta estaba de espaldas. Vio su cola de reptil muy cerca del él, le gustaba el color.

-Perdona, ¿podría preguntarte sobre estas piedras preciosas?- preguntó Maren rozando la cola de la nágoon con el dedo índice.

El enorme mercado de Vanya amanecía muy ajetreado, la joven nagoon ya estresada a tempranas horas de la mañana pues había tenido un encontronazo con varios compañeros de comercio, los mercaderes debían ponerse de acuerdo al estimar el valor de sus productos, pero frente a estos precios tan descaradamente bajos, y la inflexión de la joven. Nada podían hacer, esto inquietaba a los demás comerciantes, incluso hacían pensar sobre la honradez de la muchacha y sus productos, que por el aspecto de ella tenían toda la pinta de ser hurtados. A Anolien aquello que estos señores pensaran de ella realmente le importaba lo mas mínimo, seguiría vendiendo sus materiales a unos precios asequibles a todo el mundo, pues era lo que quería. Pero aun así, no hay que negar que esta pequeña disputa había alterado y atrasado a la joven comerciante, pues la gente había comenzado a llegar, todos muy animados, era el primer día del mercado en la ciudad y nadie por ningún motivo se lo iba a perder... esa mañana prometía demasiado.

Anolien no había acabado de colocar todo el material, llevaba en brazos varias piedras totalmente en bruto no muy grandes, muy bien envueltas en un papel muy fino para que no dejaran polvito en el interior de la bolsa, las acababa de sacar y estaba dejando la bolsa encima de un cajón, cuando de repente sintió un leve cosquilleo en el extremo de su larga cola que ascendió rápidamente trasformándose en un escalofrío que la estremeció dejando caer al suelo una de las piedras, esta se desenvolvió al caer suerte que no se fragmento pues hubiera perdido parte de su valor.
Anolien se giró instintivamente, viendo así la figura de un joven de cabellos dorados que relucían bajo la luz del sol, de ojos verdes penetrantes, y mirada intensa, era un humano muy hermoso. Anolien se quedo fijamente mirándolo durante unos segundos en los que tan solo balbuceó un simple "Eh!? emm eh..." Hasta que se situó en la tierra de nuevo, un simple roce a su cola, y una mañana movida provocaron que la joven perdiera por unos instantes la noción y el sentido.

-Ah sí. ¡Ahora mismo le atiendo! Espera un momento que recoja esto.-La joven Anolien se había agachado a recoger el material del suelo. Le agradecería que no volviera ha hacer usted eso. Anolien hablaba tajante al joven de ojos claros mientras recogía y envolvía levemente de nuevo la piedra.
-Bueno... ahora si, dígame, ¿Qué es lo que quiere?- Anolien ya había recuperado la compostura, y estaba lista para tender al joven, que parecía interesado en los materiales de la joven comerciante.

- Disculpeme, no era mi intención molestarla. -susuró. Mientras observaba a la sexy nágoon como se agachaba.

La sensual y despampanante nágoon dejó fuera de juego a Maren. No esperaba encontrarse a una belleza en la raza de los nágoon, muy pocas llegaban a gustarle a Maren; pero aquella era toda un bombon. Todos sus planes de orfebre se fueron al traste para centrarse ahora en otro tipo de planes. Observó rapidamente todas sus curvas y sonrió:

- La verdad es que estoy indeciso... -dijo dubitativo- Todas estas piedras preciosas son muy genuinas y bellas. - entonces Maren intensificó la mirada, puso esa mirada que derretía hasta a un iceberg - Pero a sido verte y es como si todo lo precioso que tienen estas piedras se hubiera desvanecido. -Y soltó su calida sonrisa como si de una bomba se tratase.

La joven Anolien llevaba una manaña ajetreada, estaba algo alterada, pero el cumplido la hizo sentir extraña, algo alagada (?). Pero aun así contrarrestó la mirada intensa de el Joven con una burlesca muestra de desprecio y respondió hilarante.

-Nunca oí semejante patraña, compararme con semejantes joyas... es usted muy gracioso señor, pero la belleza de estas piedras, no se desvanece, jamás lo hace, estas piedras por mucho que pasen los años siguen siendo hermosas, incluso es muy posible que con un trato adecuado se vuelvan mucho más bellas.- Anolien miraba fijamente al joven. No podía negar que era un humano muy atractivo, y con una mirada penetrante e intensa, pero por mucho que le fascinara esta raza, el joven de cabellos brillantes seguía siendo un completo y total desconocido...
-Es usted muy atrevido ¿No cree?... no se confunda... no me podrá cortejar con bellas palabras.-Anolien sonreía mirando al joven, sin apartar la mirada de sus hermosos ojos en ningún momento. -He de suponer que trabaja usted como orfebre o al menos le interesa alguna de estas peculiares piedras, si no es así esto sería tan solo una perdida de tiempo. Están a buen precio le aseguro que no encontrara unos precios mejores en todo el mercado.-

-¿De verdad cree que es una patraña lo que digo? - dijo Maren muy serio y mirando fijamente a la nagoon. - Si quieres...-Maren no pudo terminar la frase.
De repente escuchó el jaleo de una niña pequeña que pasó por corriendo y jugueteando tras un mono, esta golpeó el repositorio donde estaba las piedras de Anolien y cayeron todas al suelo. La pequeña niña sigió corriendo tras el mono.

"Espera un momento... ¿Un mono?" Pensó Maren mirando como la niña y el mono se alejaban. "Que extraño...". Maren miró rapidamente a los lados, por si uno de esos hombres que dan espectaculos por la calle en los festivales iba tras el animal, pero no fue así. "¿Un mono salvaje? Pero por aqui no los hay... ".

Miró las piedras tiradas en el suelo y empezó a recogerlas con cuidado, no sería un caballero si no ayudaba a recogerlas. No le gustaba parecer mal educado, para él la educación y la caballerosidad eran cosas muy importantes, o por lo menos es lo que le enseñaron en su maldita familia.

-¡Oh! ¡Hay que ver los niños jugando! -Dijo Maren, aunque aún le espinaba lo del mono.- Te ayudo a recoger todo esto, mmm... ¿cual es tu nombre? - preguntó Maren inocentemente.- Yo soy Maren y tal y como has dicho antes soy orfebre.

Anolien, estaba escuchando atentamente al joven humano, sin tener una mínima idea del desastre que iba a ocurrir. Una niña correteaba por el mercado persiguiendo un animalillo, a simple vista era una niña jugando felizmente con un mono, pero las verdaderas sus verdaderas intenciones no eran muy buenas. Cuando pasó delante del puesto tropezó tirándolo todo a su pasó, y siguió hacia delante sin inmutarse.

Todo lo que había encima de la mesa cayó al suelo, suerte que no se habían roto en muchos pedazos piedras mas delicadas, suerte, si no.. su valor se reduciría a la mitad aun así se habían picado y desconchado... aunque esto era malo, no era serio. Anolien se agacho rápidamente a por todo el material, piedrecitas de todos los tamaños, y alguna que otra joya ya elaborada. Agradeció el gesto de el joven Maren, De verdad lo agradecía. Anolien gateababa para coger las piedras más lejanas. En una ocasión las manos de ambos se cruzaron, provocando una situación incómoda que Anolien empeoró frunciendo el ceño. Realmente estaba molesta, todo por el suelo, y la gente observado y comentando sin hacer absolutamente nada,mientras recogía alcanzó escuchar algunos tenderos decir "Se lo tiene merecido".

-Mi nombre es Anolien y como ves, vendo material de orfebrería...- Dijo Anolien mientras recogía un collar muy hermoso, era lo último que faltaba así que cuando terminaron de recoger todo, Anolien colocó sobre la mesa todo de una manera más o menos ordenada. La ayuda del chico le fue muy útil, no sabía como agradecerle el gesto. Pero lo peor no estaba estaba por llegar... la rabia de Anolien se convirtió en frustración y desesperación cuando al abrir la bolsa para guardar los materiales mas importantes se dio cuenta que le faltaba el dinero, la bolsa con el dinero de Imberlia, se habían llevado las perlas. El día anterior había cambiado más coronas de las habituales, porque quería comprar algunas cosas en Imberlia. La cosa era que sin dinero, no podría seguir vendiendo, no todo el mundo lleva el dinero justo y sin cambio poco podía hacer. La única solución era cambiar las pocas coronas que le quedaban pero para ello tendría volver al lugar de el día anterior.

La joven al abrir la mochila y ver que había desaparecido la bolsa con todo el dinero, se echó las manos sobre la cabeza y se dejó caer sentándose con las piernas hacia atrás.Solo había dejado la bolsa sola unos minutos. pero fueron más que suficientes para que alguien tomara lo que no era suyo y huyera confundiéndose con el barullo,


-No.. no.. pero como.. no puede ser... mierda todo mi dinero, se lo han llevado.... ¿Qué he hecho yo para que me pasen estas cosas? ¡No lo entiendo algo tendré que estar haciendo mal! A ver ahora como demonios salgo de esta!- Se lamentaba la joven nagoon en el suelo con los ojos vidriosos, la mañana no le había resultado nada fácil. Todo eran problemas.

Maren se dio cuenta de lo sucedido tras ver a la gran mayoría de tenderos dando gritos y saliendo de sus puestos para hablar con otros mercaderes con cara de preocupación. También vio a Anolien, cuya reacción había alarmado a Maren. Este se adentró en el puesto para acercarse a Anolien; preocupado se agachó a consolarla. La agarró por el hombro, intentando darle consuelo. No sabía como reaccionaría la nagoon pero se la veía triste y furiosa.

"Esto es muy raro, ¿como ha podido ese ladrón haber dejado a la gran mayoría de mercaderes sin dinero en un breve instante de tiempo?". De repente se acordó de su taller de orfebrería, pero se tranquilizó sabiendo que estaba muy lejos del centro urbano y que no había dejado nada de valor a la vista. Volvió la cabeza a Anolien y vio su tristeza. Maren pudo ver que Anolien había trabajado muy duro, había visto como muchos mercaderes la miraban con recelo por sus pintas y sus bajos precios. Era una situación injusta para Anolien. "Esto no va a quedar así.".

-Anolien, voy a buscar a ese ladrón. - dijo mientras se ponía en pie.- No soporto ver como el duro trabajo de alguien que lo ha dado todo, se esfuma.

Maren salío del pequeño puesto, se volvió hacia Anolien y dijo:
-¿Te vienes conmigo?

Si al mercader que hubieran robado fuese uno ricachón ni se le hubiera pasado por la cabeza ayudarle; pero viendo a Anolien no se le ocurriría al menos no intentar atrapar al ladrón. Esta era una de esas situaciones en la que el carácter justiciero de Maren, el cual fue el que le empujó a seguir de joven su carrera de militar, salía a flote, pese a que él intentara no darle importancia a las cosas tras su desengaño amoroso.

"Y creo que ese mono tiene algo que ver...".


[OFF]: Hamay va a ser la que maneje el nuevo ladrón, así que si tenemos que escribir algo referente a él, para que no haya incoherencias, se lo diremos a Hamay xD

OFF --> De verdad siento mucho la tardanza, de verdad de la buena... ya os recompensare >_< pero tenia que hacer exámenes... de esos que dan casco mucho... -_- para sacar cincos por vagancia.

Anolien seguía sentada en el suelo con las piernas hacia atrás, su rabia se había convertido en frustración, sus vidriosos ojos se secaron, ya no había lugar para jóvenes lagrimas en ellos, ahora reflejaban una intensa y extraña seriedad. En el fondo a la joven nágoon le reconfortaba saber que no era la única que estaba sufriendo por las pérdidas en estos momentos, sabía que esto sonaba egoísta y poco cortés, pero después de pasar una mañana como aquella, no podía no sentir una pizca de empatía por esos tenderos que la habían atormentado por un largo rato impidiéndole realizar su trabajo. La muchacha agradecía de corazón el apoyo que estaba recibiendo del joven Maren, este estuvo tratando de consolarla, no le importo en absoluto que para ello acariciara su hombro tiernamente, pero, no solo estuvo ahí para darle apoyo, ahora tambien pretendía buscar al malhechor y repartir justicia, un acto muy noble y honrable por su parte que Anolien no iba a dejar pasar.

La joven naggon se levanto rápidamente y recogió sus cosas, envolvió aquello que era más valioso y lo metió todo con cuidado en la bolsa. Cuando hubo recogido se giro hacia Maren que la esperaba en silencio

-Venga... vamos... ¿A qué estamos esperando?-Decía mirando a Maren y dijo seriamente- Tenemos que encontrar a ese maldito ladrón. Si estuviéramos en Vatralon seguro sufriría las graves consecuencias de sus actos. Venga héroe... no te quedes detrás.- Dijo esto último sonriendo a Maren tiernamente- Supongo que empezaremos buscando a ese mono de antes, ¿No? - Ambos comenzaron a caminar.

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Ahora yo tomo el mando (muahaha xD), quiero decir, el papel del Ladrón y de directora de esta aventura. Vais a ser los pioneros de las Aventuras y del sistema en Ocella ^^
Antes de seguir roleando, es necesario que hagáis la ficha de los atributos del personaje.


El ladrón del mercado corre, disimulando todo lo que puede, hacia la salida de la ciudad. Se choca con una muchacha rubia al doblar una esquina, y tras simplemente mirarla por encima del hombro, se va sin más, siguiendo su camino hacia el suroeste, por donde las calles y las empiezan a desperdigarse hasta convertirse en campos y caminos empedrados.