Curiosidad Peligrosa (Sumire)

Desde aquella platica que había tenido con Rielle me di cuenta que el futuro ahora es muy incierto y en cualquier momento podría terminar, no podía permitirme morir sin ver a un mago en acción por lo que empece un viaje a aquel nuevo país, muy emocionado ya que sería mi primera vez fuera de Avisna ... me siento libre ya, sin un objetivo que me acose más que ... bueno es muy personal.
Esa mañana me monte de polizonte dentro de un barril, que llevaba una caravana de carrozas llenas de mercancías de importación que justamente iban hacia Myrdhin, desconozco el lugar especifico pero en realidad no me importaba solo quería llegar ahí, ver a un mago, tal vez pelear con el y derrotar lo, ah! también hacerme fama en ese país "El rey de los ladrones internacional" seguro eso moverá unos hilos para volverme un miembro de honor.
No cantaba con las paradas que haría la caravana y la velocidad que tenía, dos días metido en aquel barril por suerte no como mucho pero no podía hacer nada más que la cosa que detesto con todo mi corazón ... dormir. Me la pasaba durmiendo, despertando cada 15 minutos ... era horrible saber que solo eso podía hacer, a veces me entretenía escuchando las conversaciones de las personas de la caravana, tener el super oído neveeo realmente tenía sus ventajas aunque parecía más una novela de esas baratas que uno lee en los periódicos de los domingos. No sabia cuando tiempo había pasado hasta que veía por un pequeño orificio la noche ... sentía que no aguantaría mucho pero luego pensaba en la leyenda que esto podría traer "El gran rey de los ladrones, viajo dos días dentro de un barril de pepinos esperando el momento correcto, burlando las fronteras de los país, el Único y poco versátil Hoffen ".
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Que tranquilo estaba todo, se sentía bien dormir de ese modo ... tal vez era el jetlag o algo, pero me sentía tan como y fresco en ese momento que no quería salir de ese barril... mi primer error, tan cansado por el viaje estaba que no me percate que hace mucho deje de moverme hasta que escuche como alguien intentaba abrir la tapa del barril, guarde la calma, siempre hay que guardad la calma.

Espere el momento justo como siempre suelo hacer, y al momento que los primero rayos de luz se colaron dentro del barril, golpee la tapa con fuerza desconcertando al comerciante y salí corriendo de ahí para escabullirme dentro un callejón.

-Como duele ... - dije muy adolorido mientras me estiraba y tronaba todos los huesos de mi cuerpo, dejando me caer en el suelo y descansar un poco más, después de todo los magos abundan, no sera problema ver uno pero en mi letargo mirando al cielo noté que mis ropas eran muy coloridas y esta vez realmente quería pasar desapercibido.
Después de unas horas en el suelo me levante y escudriñe en la basura, encontrando unas ropas de color cafés, descastadas y una capucha
-Perfecto je jeje - me siento como el mejor espía o infiltrado del mundo por alguna razón a pesar de que todo ha sido suerte. Con las ropas listas me aventure por la ciudad, cubriendo mi rostro con la capucha tratando de que los lugareños no notaran mi piel blanca y las plumas en mi cabeza ocultas con la tela.
Vía a todos lados buscando al mago perfecto que pudiera deslumbrar me, algún mago tal vez para pelear ... espera ... no puedo hacer tal cosa, se lo prometí a ella ... que problema ...

Desde muy temprano , Ninive había salido a patrullar las calles de Tara. Últimamente había tenido tanto tiempo libre que se sentía en el compromiso de hacer horas extras y reparar su deber.

Como siempre iba perfectamente enfundada en su impecable uniforme negro, sus cabellos sueltos y sin ningún adorno y por supuesto perfectamente colocada y sentada sobre la montura de su yegua.
La hechicera iba ya con su acostumbrado gesto altivo. Había procurado en escoger dos hombres de confianza, bueno, en realidad no eran de confianza pero Ninive estaba siempre encima de los reclutas y hacia sondeos para ver quienes eran los más aptos. Había consagrado cuerpo y alma al ejercito de Myrdhin y desde luego su mayor ambición era convertirlo en invencible.

La gente que andaba por las calles se apartaba de forma apresurada al ver el corcel blanco de la militar. La temían. Incluso la mismísima había oído habladurías como "Puede desintegrarte con la mirada", cosa que aprovechaba en su beneficio para hacerse respetar, porque si Ninive tenia algo escalofriante, eran sus ojos de color cyan, fríos y crueles como el más crudo invierno.

Sin duda, le había venido muy bien el personaje que interpretaba, pero tampoco es que cambiara mucho en la intimidad.

La jornada estaba transcurriendo sin incidentes, más la mujer se encontró con un bulto sospechoso por el camino, era, una persona, seguramente varón, que obstruía el camino...iba demasiado tranquilo y Ninive se desquicio internamente.

-¡Aparta!-Le espeto esta sin ninguna delicadeza. Se oyeron murmullos alrededor.

Caminaba muy distraído por las calles, mirando los edificios que eran particularmente diferentes a los de mi tierra, no comprendo por que el odio de Rielle hacia los magos, la gente de aquí parece muy agradable hasta me han dado unas monedas solo por verme tirado en la calle.

Todo parecía ir de maravilla, a este paso no tardaría en encontrar a un amigable mago que pudiera mostrar me lo que ellos magia, mi letargo fue interrumpido por una seca y fría voz que con carencia de modales me quería sacar del camino. Me voltee lentamente para mirar aquella mujer de cabellos azules, mi rostro no reflejaba miedo alguno, más bien ingenuidad y da como siempre un aire infantil.

-Pero no quiero - dije un poco lastimero -Me gusta caminar por aquí y eres muy grosera, seguro por eso no tiene novio u_ú - no podía evitar sonar algo molesto pese a mis escusas, no importa cuanto lo intentara nunca podía responder como un adulto

-Ya se! caminemos juntos, seguro sera más divertido así ... aunque podrías ser más agradable de vez en cuando, "Por favor" siempre es una muy buena palabra para casi cualquier circunstancia. Para que veas que no hay rencores por tu poco tacto social, seré tu amigo - dije sonriendo a la mujer aun cubierto con la capucha, ese tipo de disfraz me daba mucha seguridad y más ante tan fría actitud que ella tiene, sin moverme de mi lugar ya que la verdad no quería moverme con tal falta de respeto de sus palabras

Ninive arqueo una ceja aburrida y siguio mirando con indiferencia al sujeto que le hablaba. Sus palabras no le afectaron en lo más mínimo, ya que a lo largo de su vida ya le habían hecho de todo. Ninive a veces parecía carecer de sentimientos.

Más le irrito el comportamiento de aquel personaje...desde luego no vivía en Tara y al menos un mago le hubiera presentado más obediencia.

-Con un andrajoso como tu no se puede tener respeto-soltó de manera cortante y fría, la mujer no tuvo pudor en reflejar el desagrado en sus acciones-No me interesa tener amigos tan insignificantes como tu y ahora...

Alzo la mano y creo una corriente de aire, lo suficientemente fuerte para impactar contra el cuerpo del individuo y desplazarlo unos metros del camino.

Ninive observo sin emoción como era apartado de su camino, más mostró curiosidad cuando pudo ver un poco como lucia aquel sujeto. Era de la raza Nevea. Espoleo a su yegua para que se acercara a él.

-No te voy a detener ya que es perder el tiempo-escupió la hechicera-pero la próxima vez que me molestes y me cuestiones, te detendré por desacato a la autoridad y...mejor que no ocurra ¿cierto? Tu aspecto no es muy de fiar, escoria.

Pd: A usser le duele ser cruel ;_;

-Vaya si que eres muy grosera y creída, solo trataba de ... - mis palabras fueron interrumpidas al sentir como aquel viento impacto con fuerza contra mi, haciendo que me apartara del camino por un segundo perdí el equilibrio pero logre mantenerme de pie muy impresionado algo celoso de aquel poder que los magos poseían. Mi capucha voló por el viento mostrando mi raza a aquella maga, encontré lo que quería pero una demostración de magia de ese nivel no bastaba para satisfacer me como alguna vez pensé, quiero ver más, quiero ver como lo hacen, quiero saber cual es el limite que tiene uno de su estirpe.

-Tu supuesto titulo de poder no me asusta Maga - dije mientras me acomodaba las plumas de mi cabeza -Eres escoria por creerte de ese modo, dudo mucho que hagas un buen trabajo en esta ciudad además ... ¿Detenerme? ¿segura? no importara que conjuro lances o que triquiñuela quieras usar, solo una persona puede atrapar me - una gran sonrisa se mostraba en mi rostro, mientras de mis ropas sacaba una moneda que me dieron como limosna esa mañana, la arroje a la nuca de la maga golpeando la con cierta fuerza -Ve a dar un paseo a algún rio y salta en el, tal vez el agua limpie tu sucia alma Maga- me coloque mi capucha de nuevo para seguir con mi búsqueda, tal vez en algún lugar más distanciado de la ley o una escuela o ... algo, realmente quiero ver más de esos poderes que los magos poseen aunque era obvio que con esa peliazul no se podría.



[Pero Sumire, amo a los oc´s como Ninive *3* ]

La hechicera, ante tal actitud del personaje, solo arqueo una ceja levemente, mudando de alguna emoción su rostro, incluso permaneció estoica e inquebrantable cuando ese inferior ser oso arrojarle una moneda a la cara, cosa que la hechicera no evito ya que, estaba más concentrada en si atarlo a un toro y que fuera arrastrado por toda la ciudad o bien quitarle a tiras la piel.

Y es que ese neveo no sabia con quien estaba tratando. Estaban las reinas y Gavriela, pero es que detrás de ellas no había nadie más, directamente iba Ninive, por lo tanto tenia un gran poder político y militar.

Y el hecho de que fuese neveo no haría más que aumentar la crueldad de la militar. Los viandantes, acostumbrados y temerosos de la figura, ya se temían lo peor, porque cuando Ninive adoptaba una pose estática es que en su interior no tramaba nada bueno.

Los dos subordinados de Ninive aparecieron al lado de ella, esta simplemente hizo un leve gesto. A Ninive le gustaba tener un pequeño ejercito personal, que le ayudara en sus labores de mantener el orden social, estos, eran entrenados duramente, más apenas había podido experimentar resultados satisfactorios ya que eran la primera generación, aun así la hechicera se había encargado de "amaestrarlos" en persona.

Los dos soldados, montados en caballo, se dirigieron sigilosamente en dirección del sospechoso, separados el uno del otro para no dificultar su trabajo. Aquellos magos poseían elementos completamente opuestos a los de Ninive, pero ese factor les convertía en un mejor equipo. Ninive era especialista es poderes fríos, acordes a su imagen...en cambio ellos...

El mago murmuro unas palabras apenas audibles , pero fueron las suficientes para que del suelo naciese una lengua de fuego que se propago peligrosamente hasta cortarle el paso al individuo. Las llamas crecieron furiosas en torno a él, convirtiéndolo en una cárcel de fuego.

Estos no perdieron el tiempo y se dirigieron hacia el lugar.Una poderosa mano cogió las ropas del neveo, alzándolo unos metros del suelo, los guardias actuaban con rapidez y, en unos segundos, aquel hombre estaba debajo del peso de los dos guardias, pegado al suelo.

Ninive se dirigió a la ubicación con calma, saboreando despacito el castigo que iba a cobrar aquel malnacido.

-No sabes con quien te metes sucio neveo-respondió esta con burla y crueldad-te enseñare a respetar a la autoridad, aunque sea extranjera, cuando se sale de viaje hay que tener en cuenta estas cosas- Desenfundo su espada.

Todo era muy nuevo para mí, en efecto escuche al séquito de la general rodeándome de manera muy sigilosa, prestaba atención a cada detalle a cualquier movimiento pero solo tomaron su distancia y murmuraban algo que pese a mi odio no podía entender que dialecto era ahí fue cuando se volvió desconocido para mí.

Aquel fuego que salio de la nada corto mi posible ruta de escape y lo ultimo que supe fue que estaba bajo el peso de dos granes ... en tamaño claro, magos.

Vi como la peliazul se acerca a mí en un paso lento y pedante, era más que obvio que disfrutaba el momento, la mire con cierta ira, aquella espada que resplandecía con los rayos del sol ... tan creída como su ama sin embargo aun tengo suerte ya que mis armas jamas fueron reveladas, hasta donde ellos saben solo soy un vagabundo más.

-Lo único que apesta aquí es tu actitud maga! y de este par que carece de voluntad que se esfuerzan en secundar tu estupidez - dije algo molesto mientras acomodaba mis brazos ya que uno de sus soldados me tiene fuerte agarrado pero no lo suficiente aún puedo activar el mecanismo y liberar la hoja de mis karatares de cada brazo para el menos conseguirme separarme de ellos y escabullirme entre las calles.

-No confundas, respeto a la autoridad hasta donde mi estilo de vida lo permita pero no respeto a una abusiva como tú ... ... ... demonios! sigo dando respuestas de un niño - dije algo desanimado aprovechando que mis palabras distraían la atención de mis manos que las deslizaba bajo los hombres que oprimían mi cuerpo con el peso en esencia parecía que quede atrapado ... bueno si, así es ... quede atrapado.

Batalle un poco pero al final logre activar el mecanismo cortando a ambos, a uno en el abdomen y al otro en la pierna, heridas superficiales pero muy dolorosas, obligando los a hacerse a un lado aprovechando para levantarme de un brinco y plantarme frente a la general.

-Será para otra ocasión Azul- dije, mientras las hojas de los Katares se retraían y metía mi mano en mi bolsillo pensando que tome una bomba de humo -No te sientas mal, nadie puede atraparme a mi! El Rey de los ladrones! - se escucho un gran impetuo en mi voz antes de lanzar aquella "bomba de humo" hacia la maga, mi gran sorpresa fue que cuando impacto con ella un pepino justo en su frente, no podía explicar la cara que puse y me eche a correr a toda velocidad de ladrón tratando de escabullirme entre la gente buscando algún callejón para perder a la pedante maga

No sabia que era lo que más detestaba de ese ser de conducta sospechosa, lo infantil que era o a la asquerosa raza a la que pertenecía y sin duda, no era uno de los suyos ya que Ninive representaba un símbolo importante para el país.

Más no tuvo tiempo de detestar a aquel joven ya que aquel individuo había realizado una reacción inesperada. ¡No era un simple mendigo! No... Suiza era algo más peligroso, y ahí es cuando se le paro el corazón a Ninive. ¿Miedo? Tal vez...pero no por ella misma, si no por la amenaza que podía representar y no fue la única que se dio canta de ello, mientras sus hombres se apartaban heridos por aquella arma, la multitud ahí congregada se contrajo, el ambiente se volvió tenso y todos clavaron los ojos en aquel sucio neveo ¿Quien demonios era? ¿que pretendía mostrándose tan arrogante? Tenia un arma ¡era peligroso!.
No escucho nada de lo que dijo, apretó los dientes con furia de solo imaginarse a que había venido, pero su enajenación impidió que percibiese un objeto que estallo contra su frente, después no vio nada y sintió la imperiosa necesidad de toser. Humo por todas partes ¡lo que temía! Un alboroto instantáneo empezó a hacerse oír por el lugar, el pánico había comenzado a adueñarse de aquellas personas.

La mujer de cabellos azules intento alejarse lo máximo posible de aquella nube de humo mientras tosía como una condenada, los ojos le escocían y seguro que alguna lagrima había rodado por sus mejillas. la gente estaba agitada y llena de furia...

-¡Es un terrorista!- Grito Ninive metiendo el dedo en la llaga.

Ellos lo sabían, habían sido insultados con el simple gesto de haber agredido a un símbolo nacional como era la militar -¡A por el neveo!- Chillo imperiosa, alzando la espada.

No sabia si aquello era cierto ya que, si fuese cierto habría sido alguien muy incompetente, más se esperaba lo peor de Avisnia, ya que los tenia en una escala de inferioridad apreciable. Se subió a su yegua sin mirar como estaban sus soldados -¡Haced el boca a boca entre las gentes! ¡ese monstruo no puede irse de rositas!-siguió chillando esta a los cuatro vientos, mientras su montura comenzaba a trotar por las calles.

Y así fue, en cuestión de minutos todos sabrían que había un neveo, si, un neveo en sus calles intentando corromper la paz. El personaje lo tendría muy difícil, porque la hostilidad estaba por todas partes y es que lo bueno de Myrdhin es que eran capaz de unirse a la hora de combatir al enemigo.

Mientras Ninive buscaba, iba pensando en lo que haría ¿Una ejecución clandestina? No, quizá no, lo mejor seria echarle la culpa a Avisnia y tal vez tener un argumento para empezar la guerra.Se enterarían esos bárbaros....

Por más que quisiera, solo podía correr en esos momentos la gente se me cerraba pero yo con agilidad y destreza lograba burlar los y esquivar los. -En mis primeras horas en esta nueva tierra ya me declararon como un terrorista, tal vez lo que más me molestaba es que nunca dijo "Rey de los ladrones" mi fama a este paso sera como terrorista, pero yo aterrorizo, los gatitos se burlan de mi cuando trato de espantar los, ¡espera concéntrate!- Mi mente no estaba en su mejor forma.

Mire como varios magos entre la gente trataban de detenerme, no era rival para aquella magia o aquellos poderes, al menos no ahora.

De mi bolsillo saque todas las bombas de humo que poseía, pero en otro pensamiento rápido decidí conservar solo una. Por mi paso iba tirando aquellas bombas, creando un manto de humo por el que corría entre la gente, creando un sendero por mi paso.

Me hacia paso, casi a ciegas una gran ventaja de ser neveeo es el oído y nuestra buena visión, pero más debo agradecer a los años de este estilo de vida que sin darme cuenta habían forjado mi cuerpo y mis reflejos, por un segundo pensé que podría ser un espía pero creo que eso enojaría aún más a Rielle ... . Sacudí mi cabeza para concentrarme mientras derribaba a los que se entrometían en mi paso.

-Perfecto!- pensé al escuchar los cascos del caballo de aquella maga de cabello azul acercarse, con todas mis fuerzas lance las bombas faltan tes hacia adelante mientras yo me hacia aun lado del camino metiéndome entre algunas cosas, como siempre escondiéndome en los callejones buscando ropa nueva, algo para poder disfrazar la pinta de Neveeo que tengo, aunque dudo mucho que haya algo que pudiera encontrar.

Era ... si, emocionante esta persecución, mi corazón latía con fuerza y mis manos temblaban por la adrenalina que ahogaba mi cuerpo, pero se que si fallaba en escapar o ocultarme, la muerte seguro seria mi ultima compañía, no puedo permitirme morir aquí, solo una persona es capaz de detenerme, solo ella es la que puede atraparme y definitivamente solo ella pondrá fin a mi vida.

No comprendo bien cual es el odio de los Neveeos a los Magos y de los Magos a los Neveeos, maldita ignorancia mía seguro provocaría algo peor.

Aún mientras estaba escondido tras un vil contenedor de basura, podía escuchar a la gente maldiciéndome y poniendo Ninive -Así que ese es tu nombre ... ahora veo por que esta tan amargada y odiando al mundo - pensé, entre la gente corrían rumores de un pseudo intento de ataque por parte Avisna para tratar de asesinar a la gran general de Myrdhin, cada vez pienso que esta simple visita como turista fue una terrible idea aunque la demostración de sus habilidades ha sido impresionante, gente tan volátil no merece tales dones.

La orden estaba dada.
Las cuatro puertas de Tara habían sido cerradas, aquel personajillo de tres al cuarto no tendria escapatoria.

Ninive no estaba del todo convencida de que aquel neveo fuese un terrorista, alguien tan patoso no merecia tal responsabilidad y seguro, aunque la maga en el fondo lo creia, Avisnia no era tan estupida para encomendar una misión tan importante.

De todos modos, le convenía alimentar el odio de su pueblo hacia los neveos, lo que más quería en ese mundo era aplastar a esa retrasada nación, obsesionada con sus estúpidos dogmas y tradiciones retrogradas, y es que Ninive tenia la firme creencia de que los neveos desde el principio habían alentado al odio de los magos y de ahí, esos pequeños núcleos instalados en las ciudades que les hicieron la vida imposible a los hechiceros como ella.

-¡Vamos, mirad por todas partes!-ordeno la mujer con fuerza, aquello se lo habia tomado como algo personal. Ya sabia lo que haria con ese bicho despreciable, lo expondría ante un tribunal que desde luego lo juzgaria como culpable, para después mandar una amonestación a su pais y exigir que les dejaran ejercer su propia justicia. ¿Que seria mejor? ¿Latigazos?¿Una tortura cruel y lenta? ya tendria tiempo de pensar.

-¡Ahi mi señora!

Ninive, con los ojos inyectados en sangre pronuncio unas palabras ininteligibles y de sus manos proyecto cinco témpanos de hielo, afilados como los dientes de un lobo, que iban dirigidos al ahora descubierto neveo, cada uno con una dirección diferente, y estaba segura de que, saldría herido si o si.

-¡Vamos imbéciles atacad!- Rugió la teniente, para que sus soldados empezaran a formular hechizos, y así lo hicieron.

P.D: Lo siento....matame!! T_T