Curiosidad [Lara-the-Ripper]

Nadya estaba de paso por Myrdhin, buscando alguna cosa interesante con la que comerciar cuando volviese a Vatralon. Las ropas de aquel reino harían las delicias de los más adinerados, y, como siempre, gastó más de la cuenta comprando mercancía de ese tipo... Y también algunas cosas para ella.

Por último, pero no menos importante, le interesaba hacerse con una o dos manzanas de Aval, pues quería probarlas al menos una vez en la vida. Era la primera vez que iba al país de los Magos, y aquello le parecía casi obligatorio. Lo mejor de todo era que, puesto que los Magos provenían de todos los reinos, pasaba totalmente desapercibida sin necesidad de cambiarse de ropa ni nada por el estilo. La gente de la calle no se sorprendía por su cola de Nagóon, e incluso vio a un par de Kyrias por ahí. Eso la ponía de buen humor.

Lo primero que le llamó la atención de Aval, fue la famosa fuente de cristal. La estuvo mirando por un buen rato para asegurarse de que se llevaba esa imagen consigo, con todos sus detalles. Consiguió comprar algunas manzanas en un puestecillo que estaba en la plaza, y algún que otro recuerdo de artesanía (gastaba mucho, y eso no se podía remediar), y después levantó la vista hacia el gran edificio que le hacía sombra.

"Biblioteca Nacional de Myrdhin"

A Nadya nunca le habían interesado mucho los libros, pero el edificio era tan hermoso e imponente, que se vio obligada a entrar. Pero nada más abrir la puerta se sintió como una intrusa. Caminaba despacio, casi de puntillas, tratando de no hacer nada de ruido. Aquel no era su lugar. Le inspiraba tanto respeto, que estaba a punto de dar media vuelta e irse.

Pero en lugar de eso se quedó embobada viendo las vidrieras de colores, y los juegos de luz que hacían por la estancia.

Hubris estaba haciendo algo de papeleo en su mesa frente a la gran puerta de la biblioteca cuando notó un rayo de luz llegar en dirección a ella y una sombra alargada por la misma y cuyo origen era una chica. Una Nagoon, como ella. Frunció el ceño, intentando vislumbrar mejor su aspecto.

Desde luego, no le sonaba haberla visto por ahí antes. y por la actitud tímida y temerosa de sus pasos, posiblemente ni si quiera fuera de Myrdhin.

-Sí, la vidriera es preciosa.-Dijo, como con prisa a fin de averiguar de quién se trataba.-¿Puedo hacer algo por usted?

Se levantó y se puso frente a su mesa, apoyada contra ella y se colocó las gafas hacia atrás con el dedo índice, esperando una respuesta.

Al principio dio un respingo, y casi se le cae una manzana de la bolsa de tela que llevaba entre los brazos, pero la cogió a tiempo antes de que llegase al suelo.

Le sorprendió ver a una Nagóon hablándole desde el mostrador. Sin duda sería la bibliotecaria, y por alguna razón, no esperaba que fuese de su misma raza.

Un momento... ¿Su raza ahora era Nagóon o Maga?

-¡S-sí! -dijo atropelladamente, pero aquella no era la respuesta adecuada- Q-quiero decir, no... B-bueno, en realidad... Sólo estaba de paso, n-no tiene por qué preocuparse por mí. Sólo estaba echando un vistazo y me voy. ¡Prometo no hacer nada de ruido!

Entonces se dio cuenta de que estaba hablando a media voz, y eso ya era hacer ruido en una biblioteca.

-L-Lo siento... -susurró con una amplia sonrisa de disculpa.

Se cruzó de brazos y puso momentáneamente los ojos en blanco antes de caminar hacia la muchacha.

-No tiene por qué irse, ya que está de paso, eche un vistazo si lo desea.

La miró de arriba a abajo, pensativa. Definitivamente, no era de ahí. Observó la bolsa de manzanas un momento.

-Recuerde que no puede comer en el recinto. Y ahora, si no es indiscrección ¿es usted de por aquí?

Descruzó los brazos y los puso en jarras. Cada vez se encontraba con más gente de su antiguo hogar. Y eso, en parte la alegraba y en parte la entristecía al recordar los malos momentos que pasó por ahí. Pero no iba a prejuzgar a la joven que tenía en frente. Además, si estaba allí, no debía de ser una anti-magia... o al menos, no abiertamente.

-Oh, claro... -murmuró cerrando cuidadosamente la bolsa. Las normas eran como en cualquier otra biblioteca de no-magos, aunque eso era de sentido común.

-Bueno... No, no soy de por aquí... Ni del resto de Myrdhin tampoco -¿debería referirse a ella como Nagóon o como Maga? Algunos Magos tomaban como una falta de respeto que se les llamase de otra manera, y una nunca sabía cuáles serían así y cuáles no-. Nací y me crié en Vatralon, y sólo salgo de allí por negocios... Lo cual, en realidad, es bastante a menudo, pero no tanto como me gustaría. Y debido a la inestabilidad de las relaciones de nuestros reinos no pude visitarlo antes. Entrar en este país es un tanto díficil, pero por suerte hoy día se van disipando las tensiones, y esta es la primera vez que vengo. Oí que aquí en Aval se cultivan las mejores manzanas de toda Ocella, así que tenía que probar algunas. Pero no se preocupe, no tenía pensado comérmelas aquí. Seguramente las guarde para el viaje de vuelta, ya que es bastante largo...

Una vez más, estaba hablando demasiado, y eso se veía reflejado en la cara de su interlocutora.

-P-por cierto, me llamo Nadya, y vengo de Esomera. Encantada de conocerla.