Un viaje de placer [privado]

Ya había visitado Vetren y Esomera, Ninive había quedado entusiasmada por lo vertiginoso y arriesgado de la interesante arquitectura del lugar.
Le entusiasmaba ver, de que material estaban hechos los edificios, desde luego, el hierro y el metal eran más ligero y abarataban los costes de construcción.

¿Y que decir del transporte? ¡¡¡Aquello del vapor era un autentico descubrimiento!!! Hacia que, maquinas pesadas y de aspecto imponente llevaran a un grupo indigente de personas de un lugar a otro ¿quien quería un caballo con una maquina así? Era más cómodo y rápido, además de que no hacia falta darle de comer.

El tren se detuvo, había llegado a Mirtrea, un pueblecito tranquilo y algo más comedido con el asunto de las tecnologías.

Si en algo se había dado cuenta la hechicera es que, apenas se veía naturaleza y la echaba algo en falta. No es que estuviera admirandola en Tara, pero como hechicera que era, había aprendido a sacarle partido.

Bajo del tren con gracia. Como era un viaje de ocio, iba vestido con un largo vestido azul claro, un lazo se anudaba en su cintura, de color marino. Era de manga corta, ya que ahí el clima era agradable y el sol pegaba fuerte. Saco el parasol para que su piel pálida no se viese afectada por los rayos. Empezó a caminar, observando con detenimiento a todos sus habitantes, como vestían, su modo de relacionarse y como interactuaban con sus maquinas.

-No se porque echan tantas pestes de este país....si todos siguiésemos el modelo otro gallo cantaría...

Ciertamente a Myrdhin no le vendría mal un poco de tecnología para su despegue económico.

Ishëe se paró un momento y examinó con cuidado la estación del tren. Llevaba cerca de ocho días observando cada tren que pasaba, apuntando cada detalle, cada imprecisión, todo.
La observación es una parte fundamental en su trabajo de ladrona, y último encargo que había recibido la obligaba a aprenderse todos los detalles del tren, horarios, espacios, gente que lo frecuenta...

Entonces le llamó la atención una mujer de unos treinta años, bastante alta, que cruzó altiva el andén. Por su ropa característica se podía adivinar que era maga, posiblemente de vista, atraída por la avanzada tecnología de Vatralon. Aún así, no actuaba como la mayoría de los magos que, demasiado orgullosos, no aceptaban que una máquina los sustituyese en algunas de las funciones que ellos acostumbraban a ejercer en sus reinos. No, ella no arrugaba la nariz ni fruncía el entrecejo, ella lo miraba todo con los ojos abiertos, admirando cada aparato y analizando cada detalle, disfrutando de lo que seguramente era su primera visita al reino de la tecnología.

Ishëe, picada por la curiosidad, decidió que ya había observado suficiente la estación del tren y se dispuso a seguir a la mujer maga, ya que no se veía demasiada gente capaz de usar la magia por Mirtrea.

"Dudo mucho que esté aquí por trabajo"pensó"seguramente es solo un viaje de placer, pero aún así tengo curiosidad por saber a qué ha venido"

La dama de Myrdhin prosiguió su camino por la amplia estación, observando cada cosa que veía a su paso. Hubiera sacado su libreta para hacer anotaciones, pero no quería que la confundiesen por una espía...más, si se tratara de eso seria una muy descarada.

Se acerco a un funcionario para preguntarle donde podía encontrar la cafetería más cercana.Este le indico amablemente el lugar y que si quería que llamara a un coche.
Ella lo negó ya que el viaje en tren la había agotado y prefería estirar las piernas.

Los viandantes le echaban miradas fugaces. No por ser una hechicera, si no por esa piel tan blanca que a veces le hacia confundir con un neveo. Pero no, simplemente, habia nacido entre algodones y como dama respetada debia hacerse notar.

De repente noto como unos ojos se clavaban en su cogote, suspiro..¿la estaban siguiendo?

Se detuvo y de su bolso saco un pequeño espejo, actuando de manera que pareciera que se estaba empolvando la nariz. En el su reflejo distinguió una fuerte cabellera pelirroja alborotada, y unos ojillos picaros. Cerro el espejillo...sin duda tenia todas las pintas de ladrona.

Ni corta ni perezosa, se dio la vuelta, buscando sus ojos para clavarlos en la de la otra sin piedad.

Después de seguir a la maga por unas pocas calles, Ishëe vio como la mujer sacaba un espejito y, al parecer, se acicalaba. Pero ella conocía bien los espejos. Son una de las mejores herramientas para espiar y analizar, y aunque la hechicera lo usaba con grande sutileza, para Ishëe no pasó inadvertido que ladeaba ligeramente el objeto con tal de ver qué había detrás de ella misma.

Con rapidez, repasó todo lo que sabía de los magos, y se maldigo a sí misma al recordar que notan con relativa facilidad si alguien o algo esta centrado en ellos. Haber actuado rápido, sin pensar y sin analizar lo que sabía de los hechiceros la fastidió. Era un error estúpido que una ladrona experimentada como ella no podía permitirse.

Miró al frente y supo que la mujer sabía que era ella y que iba a girarse. Lo supo por la tensión en su brazo al guardar el espejo, lo supo porque había parado de andar.

Si hubiese sido una ladrona inexperta, o una aficionada, Ishëe se habría girado y habría desaparecido entre las calles, jugando con la ventaja que ese pueblo era el suyo y lo conocía, y la maga no.

Pero ella no era una ladrona cualquiera. Ella no huía de sus propios errores. Esa mujer la había descubierto, así que ella aguantaría las consecuencias. Sabía que su aspecto no distaba de el de cualquier ladrón, pero a pesar de eso tenía la ventaja de que la hechicera no podía estar cien por ciento segura de que sus intenciones eran robar. Es más, esas no eran sus intenciones. Ella solo quería investigar, porque los magos siempre la habían intrigado.

Por eso, y, sobre todo, por su inmenso orgullo, no se giró, y cuando esa mujer clavó sus fríos ojos en ella, no apartó la vista.

Tenía que reparar su propio error.

Pero eso no quería decir hacerlo sin hacer ligeras trampas, que entre ladrones son consideradas tan solo "ayuditas" del oficio.

Con dos pasos largos salvó la distancia que las separaba. Avanzó con la cabeza alta, como si de un miembro de la realeza se tratase.

-Buenos días -se inclinó ligeramente en señal de respeto y sonrió con gracia y naturalidad-, la vi bajar del tren y no pude resistir, mi curiosidad me pudo. No es frecuente cruzarse con magos por esta zona. Vuestra destreza es evidente, pues habéis podido notar sin la menor dificultad que alguien os estaba siguiendo.

Ishëe quedó satisfecha consigo mismo, había hablado bien. Había dicho palabras que en boca de otro pudiesen haber sonado cual un halago demasiado descarado, un intento de alegrarle los oídos a la maga, pero con su destreza las había transformado en una sencilla frase cordial y sin segundas. Ni siquiera los más expertos habrían podido encontrar alguna mala intención en sus palabras.

Que valor tenia la chiquilla al avanzar de ese modo.
Y que zalameria, desde luego sabia como ganarse a las personas, pero Ninive no se dejo engatusar tan facilmente, no obstante, si que creyo las intenciones de la Nagoon.

-Se identificar bien a las personas-respondió esta tajante-um..bien, pues como todos los magos, me hallo aquí para visitar el lugar...

Pero, ya que estaba de viaje de placer, no le apetecia ser borde, tampoco se iba a deshacer en halagos con la joven. Simplemente no le gustaba por el hecho de ser ladrona. tenia toda la pinta de ser una muchacha anarquica y eso como militar no lo podia tolerar.

-Bueno niña...si tanto interes tienes por mi...concedeme un pequeño Tour por este hermoso pueblo...

¿Qué más daba? Si podía sacar algo de ella era más que perfecto. Además si intentaba algo la reduciría enseguida. Ninive se volteo y comenzó a andar, convencida de que la curiosidad creciente de la joven nagoon provocaría que la siguiese.

-¿y tu nombre pequeña?-pregunto con cierto interés-¿y como es eso que se ven pocos magos? tengo entendido que aparecen muchos, pero que no les hace gracia lo de las maquinas.....¿tambien utilizais la tecnologia en el ejercito?

Generalmente solia despreciar a los demás pueblos, tal vez Vatralon seria una excepción, el lugar le estaba gustando y los habitantes no recelaban tanto de ella, más aquello le traía sin cuidado ya que le encantaba que le temieran, por eso Ninive decidió ser más "benevolente" pero no por ello dejo de ser altiva y soberbia.

P.D: ¿seguro que es la primera vez que roleas? xDDD

Ishëe sonrió, pícara, aunque no le gustaba la altivez de la mujer, admiraba su orgullo, sabiendo que en eso eran muy parecidas.

-Me llamo Ishëe, hija de Drênd -respondió sin abandonar la sonrisa-. Y se ven pocos magos en Mirtrea porque, aunque muchos visiten Vatralon, prefieren pasarse por la capital y las zonas altas, y rara vez llegan hasta este pueblecito.

Ishëe se mantuvo un paso por detrás de la maga con tal de no enfadarla, y no en consideración de su rango superior, ya que para los ladrones, los rangos tienen muy poco significado. Todos son seres vivos, algunos con más suerte que otros, y eso es todo.

-¿Cómo tengo que llamaros? -preguntó-¿Y qué quiere ver de Mirtrea? ¿Las fábricas, los barrios altos, las calles antiguas?


P.D: Sí que es mi primera vez, pero es bastante fácil porque siempre me ha gustado escribir ;D

Ninive se río divertida.

-Esos magos son unos idiotas, solo vienen por la curiosidad, aunque no niego que yo no este aquí por ella- comenzó a girar su parasol-pero para conocer bien a un pueblo hay que visitar todos sus sitios ¿no crees? A pesar de ser un mismo país, en cada lugar hay costumbres diferentes que hacen única cada provincia y para alguien como yo, que debo estar a la orden del día y tomar decisiones, es más que definitivo.

Si, en la cabeza de la hechicera estaba bullendo aquella idea....Vatralon podría ser un buen aliado para Myrdhin. Tenia que convencer a las reinas de aquella maravillosa idea...pero aun había tantas cosas que hacer y deshacer...innumerables leyes aun estaban por el aire...y Ninive era tan impaciente en ese aspecto....

-Ishee...-repitió la mujer-bonito nombre, Ishee-sin embargo no sonrió.

Tal vez aquella niña era una descarada y una picarona, pero le estaba siendo de utilidad y por eso mismo la dama de Myrdhin llego a la conclusión de que se merecía cierto respeto de su parte. Además no era su criada así que eso le apartaba de todas las malas consideraciones que ella tenia hacia las suyas.

Pero eso no significaba que confiara en la pelirroja.

-Yo soy Ninive de Korshabad-termino por decir secamente- llévame primero a las fabricas, me muero por saber que técnicas utilizáis.

P.D: jojo entonces ya tienes el 90 % solucionado

No abandonó su sonrisa. Sabía que la hechicera no confiaba en ella, pero también sabía que no le apetecía deshacerse de una guía tan barata y mucho más buena que los guías normales, ya que los ladrones conocen las ciudades mucho mejor que cualquier otro.

Así, quizá ese día aprendiese algo útil sobre los magos o sobre Myrdhin.

-La fábrica más cercana es la textil, una de mis favoritas, aunque quizá sean más interesantes la depuradora y el depósito de agua. Un poco más allá también hay la fábrica de todo lo relacionado con el ejército, pero esa no puedes ni entrar al patio, y hay seguridad por todos los alrededores. Aunque Vatralon no usa armas a menos de casos de extrema necesidad, la fábrica es impotente, y son armas de alta tecnología.

Su sonrisa se ensanchó al pensar en las veces que se había colado en los almacenes de la fábrica para abastecerse de armamento, era una de sus actividades favoritas, pero tenía que aceptar que era difícil, muy difícil.

Ninive suspiro con pesar, ya haría una visita cuando visitase Vatralon en una misión diplomática.

-Oh-se puso a pensar, su padre era un rico comerciante que había hecho negocio con las telas- todo es interesante, iremos de una en una.

Ninive tenia entendido que ahí ya empezaban a utilizar materiales sintéticos que se podían producir en cantidades indigentes y mucho más barato que los tejidos naturales. También era curioso como había afectado aquello en la moda del lugar, los materiales flexibles y más plásticos habían permitido presentar propuestas totalmente innovadoras, solo había que ver a Ishee.

-Y dime-La hechicera rompió el silencio-¿como afecta la tecnología a la medicina?

Otro aspecto muy interesante y que para ella era de gran importancia.

-Pues realmente afecta, aunque es un tema que aún está en investigación. Muchas cosas no son seguras, y están en fase de prueba con animales o cosas así -pensó rápido, analizando los datos de todo lo que sabía al respecto. Sabía que no tenía porqué contarle todo eso a la maga, que en realidad las autoridades no lo aprobarían. Pero eso a ella le daba igual. Se acordó de pronto de un rumor que había en las calles, y que una fuente fiable le había confirmado hacía poco-. Si no me equivoco, han descubierto unos rayos, llamados algo así como rayos X, que ayudan muchísimo, tanto en detección de enfermedades como en la cura de las mismas, pero no están del todo seguros de si es absolutamente fiable... Yo de esto no entiendo demasiado, no sé cómo pueden unos rayos curar enfermedades, pero se ve que son el futuro en medicina.

Avanzó ligeramente para guiar a la maga, indicándole que debía girar a la derecha.

-¡Hemos llegado!- anunció, feliz- la fábrica textil.

-¿rayos?-la mujer abrió los ojos incrédula...¿acaso seria cosas de magia?

Rayos X, desde luego era un nombre imponente, curioso ¡ahora lo quería saber absolutamente todo! Era absolutamente similar a lo que haría un hechicero con un poder incomparable.

La anunciación de la Nagoon hizo que volviera a la tierra, dio un suspiro, realmente ahora todo carecía de interés, pero ya que habían llegado al monumental edificio de cemento y hierro Ninive siguió adelante.

El vapor inundaba todo el lugar , el ruido de las maquinas era incesante. Aquello le pareció lo más sofisticado que había visto en la vida. Y Barato. Apenas había obreros, solo unos pocos que supervisaban las maquinas o las arreglaban. Parecían bestias mecanizadas.....

-Este es el progreso...-anuncio la mujer, miro a Ishee- dime pequeña, si te recompenso ¿ podrías conseguir información de esos rayos?

Dinero, comida...todo le era posible, con tal de saber más sobre aquella maravilla.

P.D: disculpa la demora, tenia que pensar...... >_<

Se la miró con picardía. ¿Conseguir información por alguna recompensa? Podría, claro que podría. Ishëe sabía que la maga no podía ni alcanzar a imaginar que estaba hablando con una de las mejores ladronas de todo Vatralon. Tenía contactos no solo por todo el reino de Vatralon, los tenía por toda Ocella. Podía conseguir cualquier información si se lo proponía, y tenía muchísimos recursos.

-Claro, podríamos llegar a algún acuerdo-amplió la sonrisa-. Pero tiene que valer la pena. Una información así no es fácil de conseguir. Las autoridades las guardan bajo llave con tal de que reinos enemigos se enteren de muy poco, o de nada si es posible.

Ishée sabía que la mujer estaba dispuesta a mucho, y que apostaría por ella antes que por cualquier otro ladrón, pues le había demostrado con su orgullo y su porte que era una ladrona experimentada, no una cualquiera.

P.D: tranquila!

La mujer arqueo una ceja, lentamente miro a la joven nagoon, sus ojos centelleaban aun más fríos y álgidos que nunca.

Su cuerpo estaba completamente recto, tal vez frígido, dándole un aspecto antinatural, pero a la vez digno de temer. Ninive nunca hablaba de tonterías y respecto a los negocios era una persona sagaz y persistente.

-Tenlo claro pequeña-pronuncio esta, con ahínco en sus palabras, apretando los labios con cada silaba- y muy presente-hizo una breve pausa, tal vez para darle más dramatismo al momento, plegó su parasol y se lo coloco en el hombro derecho-pero no te pases de listilla, habrá que ver si merece la pena contratar tus servicios.

Dio un ultimo repaso a aquella magnifica fabrica. Fascinante. Incluso se estaba planteando adquirir una propiedad en Vatralon.

Comenzó a andar, le dio un suave empujón a Ishee en el hombro, para que la siguiera. Aquel lugar no era seguro para hablar de esos temas.

-¿conoces algún lugar tranquilo?-inquirió esta, no era una pregunta normal, era una pregunta retorica esperando una respuesta afirmativa.

Lo que se estaba convirtiendo en un viaje de placer se tornaba aun trepidante viaje de negocios encubiertos. Ninive lo disimulaba muy bien pero una creciente satisfacción estaba naciendo en su interior....

A Ishëe se le escapó un bufido sarcástico. ¿Que si conocía un lugar tranquilo? ¿Que si merecían la pena sus servicios? Esa mujer maga seguía pensando en ella como en una simple chiquilla que jugaba a ser ladrona. Pensaba que sencillamente sacaría buen provecho de ella, pero que no era más que un peón en ese juego.

Ishëe le demostraría pronto que estaba totalmente equivocada.

Que se encontraba junto una de las mejores ladronas de Vatralon, y de todo Ocella, se atrevería a añadir.

Y diréis, qué poco modesta. Pero es que en el mundo de los ladrones, o te crees el mejor o te hundes en la misera. El orgullo es muchas veces a lo único a lo que pueden aferrarse.

Aunque el orgullo de Ishëe no era infundado. Realmente, era una gran ladrona, y tenia muchos conocimientos en esos ámbitos.

Sonrió como si lo que Ninive acababa de decirle no fuese más que una frase cordial y asintió ligeramente con la cabeza.

-Claro. Sígame, por favor.

Ishëe giró hacia la izquierda, alejándose de las fábricas y las calles más transitadas, hasta llegar a un pequeño hostal de mucha categoría. Por un momento le pareció ver la sorpresa en el rostro de la maga, que la seguía de cerca. Supuso que se esperaba de todo, menos uno de los hostales más famosos de Vatralon. Aunque la expresión fue solo momentánea y regresó enseguida a su frialdad habitual, haciendo que Ishëe pensara en la posibilidad de habérselo imaginado todo.

Ishëe siguió recto, entrando por la puerta principal. En un santiamén tuvo plantado delante el camarero.

-Hola, Brendon. Ya sabes qué hacer; avisa al patrón, dile que Ishëe está aquí.

Se quedaron las dos de pie, esperando el regreso del camarero.

Ni corta ni perezosa, Nínive comenzó a seguir a la chica. Dio un último vistazo a la fábrica, que se alzaba imponente en sus armatostes de metal, para poco a poco desaparecer entre los demás amasijos de hierro que era el pequeño pueblo.
El entorno fue cambiando notablemente mientras iban avanzando, las calles volvían a estar llenas de vida, de alboroto y actividad comercial.
Ishee la llevo hasta un hostal bastante sobresaliente entre los demás, este estaba hecho de hierro forjado y cristal, dejando así paso a formas caprichosas y hermosas de flores y vegetación.

Nínive observo el elegante hostal detenidamente, realmente aquello era asombroso, ¿así que con esos nuevos materiales podían conseguirse esos resultados? Fascinante.
Más la mujer endureció su semblante, como era habitual. No era plan dejar a la vista ese tipo de expresiones. En esos términos, la mujer era una autentica experta, nunca se podía adivinar lo que pensaba, desde luego, Nínive tenía madera para mandar y dirigir todo aquello que se le antojase.

El camarero entro por una puerta trasera, poco después, un señor ataviado de mejor forma que el camarero, se presento hacia ellas y les hico un leve gesto, para que lo siguieran. Nínive le dio un toquecito en el hombro a Ishee, para que avanzara delante de ella.
En el interior de la bruja bullía un sinfín de sensaciones. Se moría de ganas por saber más de aquellos avances técnicos ¡la buena tajada que podía sacarse de aquello!

Si la ladrona lo hacía bien, sería bien recompensada. Nínive nunca rompía su palabra.
El hombre las guio por un pasillo más estrecho y menos iluminado… ¿se trataba acaso de un pasadizo secreto? Aquel fugaz pensamiento hizo que se dibujara una leve y traviesa sonrisilla. Se sentía como una niña, descubriendo un misterio, un gran tesoro.
Al final de ese pasillo, se podía distinguir una luz, esta acelero un poco más el paso.

-Perfecto pequeña, me gusta tu eficacia-susurro la mujer, conteniendo de manera soberbia la emoción que la embargaba.

Espero que no te importe que haya manejado un poco al patron, era por no estancar mucho la acción...si quieres que edite algo me lo dices ;v;

-Perfecto pequeña, me gusta tu eficacia-susurro la mujer por encima del hombro de Ishëe.

Esta sonrió y siguió avanzando hasta entrar a la lujosa Sala de Tratos.

Para que lo entendáis, contaré un poco cómo va esto.

Casi todas las posadas, aunque parezcan respetables tienen una Sala de Tratos. Cierran contratos con ladrones y mafiosos, y les dejan hacer los tratos con sus clientes allí, a cambio de un porcentaje de sus ganancias.

Los ladrones con más fama consiguen puesto en las mejores posadas. Algunas posadas ruines venden los ladrones al gobierno, para ganar más dinero de golpe, pero para las posadas ricas y con poder es más rentable ir ganando poco a poco la parte que le corresponde del sueldo del ladrón.

Ishëe entró en esa sala, su Sala de Tratos, satisfecha. No podía pedir más, era una de las mejores posadas de Mirtrea. Cruzó la sala, pequeña y redonda, sin ventanas pero bien iluminada, con grandes estanterías repletas de libros y objetos, algunos de gran valor, y un gran escritorio justo en medio. Una butaca a un lado, donde se sentó Ishëe, y dos sillas al otro lado, no tan ostentosas pero muy cómodas.

Hizo un amplio gesto con el brazo.

-Sentaos donde os plazca, por favor.

tranquila! me ha gustado como has conducido la situación :3

La mujer observo aquella sala.
No estaba mal.

Ninive se dio el capricho de recorrerla centímetro por centímetro, poniendo especial atención en los estantes de libros. La hechicera paso sus largos y finos dedos por los lomos de los libros. En su rostro se podía apreciar una profunda satisfacción, tan profunda que no perturbaba en lo mínimo a su mezcla de frialdad y seriedad.

Después de aquella pequeña inspección, Ninive se giro, tal y como haría un soldado, las suelas de su zapato rozaron contra el suelo, produciendo un sonido que abarco toda la dimensión de la sala.

Ninive saco la silla y se sentó sobre ella, apoyando los codos sobre la superficie y cruzando los dedos, con pose maquiavelica. Lanzo una férrea mirada a su interlocutora, como intentando arrancar lo más profundo de su ser.
Muchas personas creían que era cierto, que con esa mirada helada y carente de sentimiento, la hechicera podía arrancarte el alma, por eso evitaban mirarle directamente a los ojos.

-Bien, soy toda oídos, lo primero de todo ¿que deseas?

- Eso va en función de lo que queráis, Ninive. Mi precio depende de lo que el comprador desee, de la dificultad del encargo. Usted deseea información, ¿no es así? -Ishëe miró a la mujer que tenía sentada en frente. Sus ojos la observaban de un modo casi salvaje, pero carente de sentimientos, esos ojos de hielo eran lo contrario a la mirada de la nagoona, que observaba a su interlocutora con una mirada que, aunque también era salvaje, lo era de un modo distinto. Sus ojos eran oscuros y inteligentes, llenos de sentimientos, de personalidad. Uno rojo y el otro marrón, pero los dos cual pozos sin fondo, insondables, llenos de secretos y, aún así, ávidos por conocer más, por descubrir, por saber- La información que yo te proporcione dependerá de lo que vos estéis dispuesta a pagar.


pd. lo siento lo siento lo siento esta vez he sido yo quién ha tardado mucho en contestar!

-No eres tonta pequeña-respondió la mujer, levantando con levedad su barbilla, para mirarla desde un angulo superior, articulando una mueca que parecia una sonrisa, una leve sonrisa fria y sobre cogedora.

Esta se levanto de su asiento y con paso lento y felino se dirigio hasta Ishëe, colocandose detrás de ella. Ninive puso sus finas manos sobre los hombros de la Nagoona, sujetandolos con fuerza pero sin lastimarla, con este gesto pretendía darle a entender que ahora estaba en sus garras, la chiquilla solo era un polluelo, en comparación con la águila que era Ninive.

-Se que es una información jugosa y dificil de conseguir-la mujer acomodo su rostro al lado de la oreja de Ishëe, susurrando aquellas palabras-puedes poner tu vida en peligro y ese factor aumenta el precio.....puedo darte joyas, dinero....un hogar o....-esta volvió a erguirse, mirando la cabellera pelirroja de la nagoona-Eres joven e intrépida, ¿que te parece un viaje por toda Ocella con los gastos pagados?

Ishëe estaba acostumbrada a tratar con los peores rufianes de Ocella, personas temibles, de aspecto feroz y voz grave con la que no hacen más que insultar y soltar amenazas horribles. Y ese tipo de personas no le daban ningún miedo.
Pero Ninive era distinta. Era poderosa, pero no por su aspecto físico o su voz grave. Eran su postura, su mirada y su gélida expresión las cosas que hacían que Ishëe se sintiese pequeña e indefensa. Pero eso, la mujer nunca lo sabría. En lugar de esconderse ante la presión de los dedos de la maga, se irguió, dándole a entender que no la temía.
La necesitaba para esa información, así que no le haría daño, y Ishëe lo sabía. Sonrío ligeramente.
-Suena tentador. Siempre he querido conocer Ocella en su totalidad... Dentro de los gastos entraría, por supuesto, alojamiento, comida, transporte, ropa siempre que la necesite, etcétera, ¿no?

La mujer suspiro levemente y abandono su posición.

-Por supuesto-contesto solamente, mientras que con andares finos pero indiferentes volvia a su asiento, apoyando los codos en los reposa brazos, se quedo por unos instantes sumida en sus cavilaciones, luego levanto la vista, clavando nuevamente sus gelidos ojos sobre los otros, que la observaban sin ningún temor, en el fondo podía decir que adoraba la valentía y la osadía de la nagoona, si sabia tratarla podría tener a una buena aliada, y eso es algo muy importante, nunca hay que dar pasos en falso.

-Cuando tengas la información, deberías venir a visitarme, no te supondrá ningún gasto y-alzo una ceja-cuando me entregues la información, si no me has engañado, volverás a tu lugar, sin gastar ni un céntimo-sonrió-ya después, podrías realizar un viaje por donde te plazca, pero eso ya lo discutiremos cuando yo tenga mi información, por supuesto tu estarás delante durante todo el tramite..¿que me dices?

Ishëe se cruzó de brazos y amplió su sonrisa. Hoy cerraría un buen trato. En condiciones normales, pensaría que la maga intentaba timarla. Pero una mujer de su porte y distinción, de su categoría, no se rebajaría a mentir para conseguir información.

-Está bien. creo que tengo una idea de qué información andáis buscando, pero debéis aclararme con todo detalle qué deseáis saber. -abre un cajón del escritorio y saca un pergamino. Lo alisa y moja una pluma en el tintero que tiene a su derecha, para empezar a escribir la fecha.

Los ojos de la mujer se entornaron, cada vez parecían más los ojos de una vil víbora consiguiendo su objetivo.

-Quiero saberlo todo...como se produce y si tiene otras aplicaciones-acaricio de pasada un mechón de su pelo, haciendo que este se agitase hacia los lados.

Con esto Ninive quería saber si aquellos extraños láseres tenían un contra-efecto. Es bien sabido que todo aquello creado por los seres superiores, por más que hubiesen sido concebidos para hacer el bien, según quien los utilizase podían convertirse en algo muy peligroso.

Una vez más no dejaba de sorprenderle aquel lugar y eso que apenas su viaje había comenzado, después de aquellos seguramente echaría de menos aquel lugar....Magia y tecnología ¿que milagros podían hacerse? Los dioses al lado de esto eran unas mediocres fantasías de los campesinos más palurdos.

Ya estaba todo zanjado, o al menos así era para Ninive. Sin mediar palabra se incorporo de manera brusca.

-Yo ya no tengo nada que hacer-anuncio de manera impersonal-Haz bien tu trabajo...-la mirada de esta se ensombreció, era una exigencia que más le valía a la pequeña Nagoona cumplir.

- Descuida, lo haré -Ishëe no se levantó, como hubiese sido lo correcto hacer-- Ven dentro de una semana y tendrás tu información. Te esperaré aquí, en la posada. Pregunta por mí y te conducirán aquí sin reparos ni preguntas. A esta hora, más o menos, bien entrada la tarde - observó detenidamente a Ninive. No necesitaba una semana, en absoluto, pero la espera era buena. La mujer tendría que ser paciente.


pd ahora qué, hacemos que ya ha pasado la semana y viene Ninive a buscar su información?